jueves, 30 de octubre de 2008

Operación sin detenidos; paraísos ilesos

Festivalete ayer en las bolsas mundiales. Parece que los tropecientos miles de millones de todo tipo de monedas que, con nuestros impuestos, hemos regalado a los piratas (eso es piratería, Ramoncín, y no lo del top manta) están dando jugosos resultados. Después de los resultados, vendrán los pingües beneficios, esos que no sólo no van a reintegrar al fondo común (¿fondo común?¿Qué será eso?, se preguntará el catedrático de Ética, señor Botín) sino que, la estadística no engaña, refugiarán una gran parte en alguno del más de medio centenar de paraísos fiscales que siguen existiendo en el planeta, sin que nadie diga nada, ni Bush, ni Obama (si gana), se plantee ni por asomo bombardear, no vaya a ser que se olviden del día H y se alcancen ellos mismos. Si se sacara al mundo de los humanos la cantidad de dinero que los piratas ocultan en unos sitios que les han dejado todos los gobiernos del planeta para que los oculten, no habría habido que dar ni un solo euro de dinero público en las últimas fechas y, por supuesto, la situación de hambruna en el mundo habría desaparecido hace décadas. Es absolutamente alucinante que una crisis que va a dejar en el paro a decenas de millones de personas en todo el mundo, que va a provocar que las medidas contra la destrucción del planeta se retrasen y, lo más obsceno, que disminuya la imprescindible ayuda para que millones de personas no mueran de hambruna, se va a saldar sin un solo detenido hasta la fecha. De esto nadie tiene la culpa. Aquí mangas media barra de pan porque tienes hambre y te entrullan, pero mandas a tomar por saco a la mitad de la humanidad y te vas de rositas a tu paraíso fiscal prefe. Acojonante. Pero en esto, como en casi todo, no les echo la culpa a los piltrafillas de la delincuencia legal y protegida sino a quienes, con nuestros votos, les permiten que sigan exhibiendo sus miserables sonrisas. Quizás es que dependen de ellos para mantenerse en sus sillones.

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